jueves, 15 de enero de 2009

ASUNCIÓN OLIVA: HACIA UNA GENEALOGÍA DEL PENSAMIENTO CRÍTICO FEMINISTA EN EGIPTO

III.1.6 Conclusiones

Pienso que, después de los análisis anteriores, podemos afirmar que en el pensamiento de las más señaladas mujeres egipcias que lucharon por sus derechos existía lo que es característico de la Ilustración: procesos crítico-reflexivos. Creo que existen incluso en la propia Nassef y en el desarrollo de sus razonamientos. Los hay en Huda Sha´rawi, que luchó por el derecho a la educación universitaria de las mujeres, llegando a establecer una sección paralela de mujeres en la Universidad del Cairo donde se discutían problemas comunes a las mujeres egipcias y a las americanas y europeas, que viajaban a Egipto para asistir a esas charlas, al igual que Sha´rawi participaba en Congresos Internacionales de las organizaciones feministas Internacionales; reclamando el sufragio para las mujeres cuando el Partido Nacionalista no quería pedirlo; exigiendo la modificación del código de familia en temas como la poligamia, la edad temprana del matrimonio para las mujeres, los matrimonios pactados, la imposibilidad de facto del divorcio para la mujer; reclamando el derecho a que la mujer no tuviera que llevar el velo sin que eso le impidiera participar en el espacio público. Desde luego, existen en el pensamiento de Doria Shafiq que defendió una tesis en la Sorbona sobre “La mujer y el derecho religioso en el Egipto contemporáneo”29, en la que describía “las condiciones en las que viven en mi país las mujeres musulmanas y sus sufrimientos de los que yo he sido testigo desde niña” y que fue capaz de enfrentarse a las reiteradas negativas de Nasser para cambiar la Constitución a favor de las mujeres. Y, por supuesto, en las obras de Nawal El Sadawi, sobre todo en La cara desnuda de la mujer árabe. De forma que me parecen un error todas las acusaciones de autenticidad o de occidentalización hechas a unas o a otras porque, en el caso de las feministas, no se ha tratado de que imitaran a Occidente porque un nacionalista como Amin se lo propusiera. La conclusión a la que he llegado es que existió una compleja articulación de elementos identitarios y de elementos ilustrados en el movimiento de mujeres desde el siglo XIX hasta mediados del siglo XX en Egipto, y, por tanto, que se pueden encontrar dentro de él lo que C. Amorós denomina “vetas de Ilustración”.
Hoy la retórica islamista hace de la mujer el puro y ahistórico símbolo de la “interioridad”, poniendo en marcha la distinción de Chattarjee de dentro-fuera para enfrentarse a la “otredad” de Occidente. Incluso a las activistas que Al-Ali llama “laicas” y que trabajan en temas referidos a los derechos de la mujer se les sigue haciendo el reproche de imitar a Occidente, lo que desagrada profundamente a estas mujeres ya que hoy “Occidente” en Egipto representa, ante todo, al tándem EE.UU. más Israel. Por ello, muchas rechazan el feminismo “occidental” con el argumento de que sólo sirve para dividir a los hombres de las mujeres y de que hace demasiado hincapié en la sexualidad, cuestión que para ellas es secundaria. Además todas consideran que la acción por los derechos de las mujeres debe ir ligada a cuestiones tales como la lucha contra el imperialismo y contra el sionismo.
¿Hay alguna forma de acercar posturas? Creo con S. Bessis que hoy existe algo que ella llama “cultura universal en formación”, basada en los valores fundamentales de la modernidad: la igualdad de dignidad y de derechos de todos los seres humanos, a la que no podemos renunciar. Si las primeras feministas ya criticaron el universal sesgado surgido de la Revolución francesa porque expulsaba a las mujeres de su seno, hoy también nos toca deconstruir el universal sustitutorio (Benhabib) que Occidente esgrime utilizando ese doble rasero que le permite su supremacía (democracia, derechos, libertad para unos, aunque sea impuesta, pero no para otros, porque no interesa). Por eso se pregunta Bessis “¿Cómo fabricar un universal que integre las aportaciones de la modernidad occidental sin que por ello se confunda con la hegemonía de Occidente?”. Yo no veo otra forma que la de continuar en ese intento, ya que la igualdad de derechos de todos los seres humanos, y muy especialmente de las mujeres, se halla muy lejos de haberse conseguido en cualquier parte del mundo.
En conclusión, propongo que los que nos reclamamos de la lucha emancipatoria de las mujeres y que, por tanto, tratamos de construir ese universal no expulsivo, perseveremos tenazmente en el proceso de interpelación intercultural, a la que tanto las culturas como las identidades culturales están, quiéranlo o no, sometidas. Aunque, eso sí, una interpelación cultural legítima, en la que exista una simetría entre los que interpelan y los interpelados y que sea siempre el producto de una reflexión crítica30.

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29 Shafiq, D., La femme et le droit religieux de l´Egypte contemporaine, París, P, Geuthner, 1940.
30 Amorós C., “Feminismo y multiculturalismo”, en Amorós, C. y De Miguel, A., Teoría feminista: de la Ilustración a la globalización, vol. III, Madrid, Minerva Ediciones, 2005, pp. 232-233.



OLIVA PORTOLÉS, Asunción, “Hacia una genealogía del pensamiento crítico feminista en Egipto” en Amorós Puente, Celia y Posada Kubissa, Luisa (eds.), Feminismo y multiculturalismo, Madrid, Instituto de la mujer, 2007, col. Debate, nº 47, ISBN.: 978-84-690-9856-1, 287 pp., págs.: 130-146.

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12743 culturalismo (F)

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