viernes, 25 de diciembre de 2009

RAQUEL OSBORNE: ÉRAMOS SÓLO NOSOTROS


¿Qué es este extraño mal de bronce
que tanto me golpea y me aturde?
¿Cómo llegó esta incertidumbre
de pensamientos desviados
sin saber de dónde vienen?
¿Qué se moverá
cuando de nuevo esta realidad invisible
pase por mi lado?
¿Qué oscura fibra
se sintió herida
al contacto… nada más de una sonrisa?
¿A dónde iré yo
cuando se combinen las dos fuerzas
que nacieron para odiarse?
El viento y la noche
se movían en el campo desapacible
dejando atrás
unos versos
escritos cuando el alma
no tenía otra cosa a que asirse
porque las palabras
no dijeron nada
y un espeso humo
ocultaba la mirada
y con todo
en lo oculto y lo sabido
en el campo y en la noche
éramos sólo nosotros
que jugábamos…
y perdimos.


LA PROVINCIA – Domingo, 13 de enero, 1974


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sábado, 12 de diciembre de 2009

MARÍA VICTORIA ATENCIA: EX LIBRIS

PASEO DE LA FAROLA

9,30

Seguiré atenta al rosa,
en verdad excesivo,
de un sol que ya decae
por frente a la baranda.

Las palomas alcanzan
a golpear mis párpados.



VENDEJA

Apilados seretes,
cajas de pasas, rubios
limones como senos,
entre nocturnos ritos
y antiguos menesteres:
vuestro olor moscatel
mi trastorno provoca.

Si no puede volverme
vuestro aroma a la infancia,
cerraré mis cristales.



NOCHE

La noche, desvelada,
recuerda las cosechas:
serán naranjas –y ellas
lo sabrán- cuando llegue
su zumo hasta mi boca
y el poso depositen
de su aroma en mi sangre.

¡Aplacad esta sed!



ATENCIA, María Victoria, Ex libris, Madrid, Visor, 2003, ISBN: 84-7522-185-8, 155 pp., págs.: 88,89 y 90.

JUANA CASTRO: VULVA DORADA Y LOTOS

Inanna

Como la flor madura del magnolio
era alta y feliz. En el principio
sólo Ella existía. Húmeda y dulce, blanca,
se amaba en la sombría
saliva de las algas,
en los senos vallado de las trufas,
en los pubis suaves de los mirlos.

Dormía en las avenas
sobre lechos de estambres
y sus labios de abeja
entreabrían las vulvas
doradas de los lotos.
Acariciaba toda
la luz de las adelfas
y en los saurios azules
se bebía la savia
gloriosa de la luna.
Se abarcaba en los muslos
fragantes de los cedros
y pulsaba sus poros con el polen
indemne de las larvas.

¡Gloria y loor a Ella,
a su útero vivo de pistilos,
a su orquídea feraz y a su cintura.
Reverbere su gozo
en uvas y en estrellas,
en palomas y espigas,
porque es hermosa y grande,
oh la magnolia blanca. Sola!




El gozo

Porque soy como ella me ha besado y me ha dicho:
Estás limpia, no temas. Ahora el mundo
no será más tan frío. Mira sólo mis ojos
cuando te alcance el miedo.
Toma entero este gozo
que es el tuyo y el mío.
La sal de las historias ni siquiera
podrá rozar tu nombre, María, ni el deseo.

Saciada por saciada, cuánta dicha
se entregará a tu pie. Mi dueña mía.


CASTRO, Juana, Vulva dorada y lotos, Madrid, Sabina Editorial, S.L., 2009, ISBN: 978-84-936378-9-7, 89 pp., págs.: 11-12 y 67.