miércoles, 26 de noviembre de 2008

AMELIA VALCÁRCEL: REBELDES. HACIA LA PARIDAD

Hemos dejado atrás el mundo de las hormas, aunque sus restos todavía nos rodeen. Pero la situación es tal que lo posible para una sola, volver a ellas y a su triste confort, no es posible para el conjunto, ni siquiera aunque éste tuviera una voluntad – que no tiene- de hacerlo. La dinámica de la libertad y el poder de las mujeres es objetiva. No estoy apelando al viejo y caduco motor de la historia, sino que me refiero a cosas sencillas y de sentido común: nadie en particular dirige este proceso y tampoco nadie puede pararlo. Compromete demasiadas expectativas y demasiadas voluntades operantes. Incide en todas las instancias y temas relevantes, desde los procesos productivos a los retos medioambientales. Es una transvaloración de tal calibre que no podemos conocer todas sus consecuencias. Cada uno de sus efectos puntuales, ya sea la baja en la tasa de natalidad, la despenalización social de la homofilia, la transformación industrial, la sociedad del bienestar, la organización del trabajo… no puede ser tomado como definitivo, porque no nos consta que lo sea realmente.
Lo que sí sabemos hacer medianamente bien es señalar los obstáculos que en esa larga marcha van apareciendo. Por eso el feminismo, al lado de su carácter explicativo, conserva necesariamente su aliento ético y político: es un primado de las aboliciones. La libertad es un bien en sí mismo, que no puede ser puesto en cuestión ni hacer que dependa de otro criterio superior a él. Todo lo que la merma o la falsea debe ser removido.




VALCÁRCEL, Amelia; Rebeldes. Hacia la paridad, Barcelona, Plaza & Janés, 2000, ISBN: 84-01-37684-X, 174 pp., págs.: 165-166.

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