viernes, 12 de diciembre de 2008

MARINA MAYORAL: RECÓNDITA ARMONÍA

Helena, escrito con hache, Helena María de Osorio y Jiménez de Sandoval, hija del marqués de Resende, y yo, Blanca Loureiro, nos conocimos a los quince años en el Colegio de las Damas Negras.
Empecé a envidiarla desde el primer instante en que la vi. Helena era rubia y tenía los ojos verdes, justo las dos cosas que yo deseaba más por entonces. Su dinero, su posición social y, sobre todo, su familia, las envidié después, cuando la conocí mejor y pude darme cuenta de las ventajas que suponía poseer aquellos bienes. Pero entonces, a los quince años, lo ignoraba.

(…)

No volvimos a vernos, pero aún hablamos muchas veces por teléfono. Desde que ingresó en la clínica me llamaba todos los días para decirme que se encontraba bien. En nuestra última conversación me dijo, ya con la voz muy débil:
-Creo que, a pesar de todo, ha valido la pena, Blanca…
Y yo le dije que sí, que había valido la pena… Y que, bien mirado, había, sí, en el fondo de este caos, una recóndita armonía.

MAYORAL, Marina, Recóndita armonía, Madrid, Alfaguara, 1944, ISBN: 84-204-8123-8, 277pp., págs.:15 y 277.

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