jueves, 18 de diciembre de 2008

BERTRAND RUSSELL: ¿TIENE EL HOMBRE FUTURO?

Aunque las naciones puedan ponerse de acuerdo para eliminar de los arsenales del mundo las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva nunca podría destruirse el conocimiento que permite producir dichas armas. Estas constituyen, por tanto, una amenaza potencial que siempre ha de cernirse sobre la humanidad. En cualquier guerra importante que pudiera producirse en el futuro, cada estado beligerante no sólo se sentiría libre para emprender la fabricación inmediata de armas nucleares, sino que estaría obligado a hacerlo, porque en una situación de guerra ningún Estado podrá estar seguro de que el adversario no esté produciendo dichas armas. Estimamos que en tales circunstancias una potencia industrial de primer orden necesitaría menos de un año para empezar a acumular armas atómicas. A partir de ese momento, el único impedimento para su utilización serían los acuerdos contra la misma concluidos en tiempos de paz. Sin embargo, el poder decisivo de las armas nucleares haría casi irresistible la tentación de utilizarlas, sobre todo por parte de los líderes que se enfrentasen con la eventualidad de una derrota. Por tanto, parece probable que en toda guerra futura de grandes proporciones se utilizarían armas atómicas, con las terribles consecuencias que ello supone.
Se dice a veces que aún sería posible emprender guerras localizadas, con objetivos limitados, sin que se produjeran consecuencias catastróficas. Sin embargo, la historia muestra que el riesgo de que los conflictos locales degeneren en guerras de envergadura es demasiado grande como para que sea posible correrlo en la era de las armas de destrucción masiva. Por tanto, la humanidad debe abordar la tarea de abolir todas las guerras, incluidas las locales.

RUSSELL, Bertrand, ¿Tiene el hombre futuro?, Barcelona, Bruguera, 1982, ISBN: 84-02-08809-0, 167 pp., págs.: 76-77.

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